«Peñaranda no está en el mejor de sus momentos y a lo mejor confundimos la sal con el azúcar como le pasó a la pobre Remedios Cervantes»

Francisco Javier Martínez García reflexiona en la firma invitada del día sobre la participación de Peñaranda en El Gran Prix
27 de junio de 2025 - 1:03 pm

Anda la vida pública de Peñaranda un tanto ajetreada con la inclusión de la ciudad en el programa de televisión del Gran Prix, de Televisión Española. Un aguerrido y en forma grupo de jóvenes peñarandinos se enfrentará a los representantes de la localidad ciudadrealeña de Herencia en una gymkana televisada -porque al final es lo que es el programa de Ramón García- y que hará que el resto de peñarandinos saquemos pecho si ganamos algo y nos excusemos como que era un simple concurso de televisión, si perdemos. El caso es que en el Gran Prix cada equipo tiene un padrino o madrina y no estaría mal que la productora del programa nos asignase a aquella modelo, presentadora y actriz que hace unos años arruinó un premio de cinco mil euros a nuestro paisano Mario Carabias. Confundir el azúcar con la sal como mejor conductor de la electricidad hizo que Mario viera cómo se esfumaba su dinero. De esta forma, en el mejor de los casos, la famosa venida a menos podría desquitarse y, en el peor, estaríamos perdidos desde el inicio. La participación de Peñaranda en el Gran Prix es una promoción extraordinaria para la ciudad, eso está fuera de toda duda, pero ¿qué podemos promocionar? He ahí el quid de la cuestión, porque Peñaranda no está en el mejor de sus momentos y a lo mejor confundimos la sal con el azúcar como le pasó a la pobre Remedios Cervantes y estamos más centrados en acudir a un programa de televisión, porque resulta más popular, en vez de buscar vías de solución a los males que aquejan a nuestra querida ciudad. Y me temo que estamos en eso.

Francisco Javier Martínez

Francisco Javier Martinez Garcia

EN DIRECTO

PUBLICIDAD

Regístrate en nuestra newsletter

Confirma tu suscripción y recibe las noticias más importantes de la semana