La no violencia

«Frente al instinto debe prevalecer siempre el perdón, la verdad y el diálogo»
27 de junio de 2024 - 1:59 pm

Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza no tiene nombre. Si el terrorismo es injustificable, la masacre y el exterminio del pueblo palestino es igualmente inadmisible e intolerable. La tierra de Jesús se ha convertido en la tierra del odio. Desde hace siglos la convivencia entre israelíes y palestinos parece una causa imposible. La ley del talión Ojo por ojo diente por diente de la antigua ley no se ha superado y en la actualidad aún existen países islámicos que incluyen en sus leyes este tipo de justicia. Ya en el siglo XVII un filósofo inglés, Thomas Hobbes, difundió la expresión latina El hombre es un lobo para el hombre. Es verdad que todo ser humano por instinto se defiende pero si no existe ninguna razón para poner freno a nuestros apetitos naturales, el mundo se convierte en una selva donde siempre se impone la ley del más fuerte.

La crisis antropológica actual nos conduce a rechazar el semejante y a divinizar los animales. Si no acogemos una norma común que determine lo que se puede hacer y lo que no se debe hacer, el hombre solo será malvado por naturaleza. El egoísmo natural conduce sin remedio a suprimir al otro para imponer mi propio yo. Entonces surgen las descalificaciones personales y el insulto, se pierde el respeto y aparecen las fauces en la boca del lobo.

Desde mi punto de vista hace falta algo más que unas leyes civiles o un código penal para garantizar la convivencia entre los seres humanos. El Papa Francisco, en la 50 Jornada Mundial de la Paz, expresaba el deseo de que «la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en la relaciones interpersonales, sociales e internacionales. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz». Frente al instinto debe prevalecer siempre el perdón, la verdad y el diálogo y en este diálogo debemos reconocer siempre el mal que hacemos y denunciar el mal que hace el otro, pero al mismo tiempo reconocer el bien que aporta el otro y el bien que puedo hacer yo.

Buenos días.

Lauren Sevillano

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