Hace unos días la imagen de Sandra Peña comenzó a dar la vuelta a España, junto a ella palabras de consolación y pésame. Dos años y medio de bullying y un corazón cansado de sufrir, Sandra tenía 14 años y toda una vida por delante. Todos hemos escuchado esta noticia a lo largo de estos días, la historia de la pequeña ha llegado hasta todos los hogares de nuestro país. Conmoción, rabia y desconsuelo, los medios se han llenado de imágenes de familiares y amigos, que han dejado a todos impactados. ¿Cómo se puede llegar hasta este punto? ¿Cómo podemos dejar que esto suceda?
Las cifras por suicidios cada vez son más altas, una sociedad que se enfrenta a una vida que, a pesar de haber sido diseñada por nosotros mismos, parece haberse convertido en nuestra enemiga. Saturación, sufrimiento, acoso, un sinfín de circunstancias que se han instaurado en nuestra vida llegando a hacer de ella un infierno para muchas personas. En España se calcula que aproximadamente un 7% del alumnado sufre acoso escolar de forma frecuente. Nos pasamos la vida sacando cifras para demostrar la existencia de problemas, pero luego, tan solo nos dedicamos a asumirlas y parece que no movemos ni un solo dedo para erradicarlos. Hoy nos volvemos a acordar de todos los que sufren acoso escolar, todos pediremos justicia, pero nada devolverá a Sandra con su familia, pensamos en las cosas tan solo cuando sucede algo que nos las recuerda, pero mientras tanto tan solo dejamos pasar la vida. Las Irlandesas de Loreto, colegio al que iba la niña, es tan solo uno más, esta vez ha quedado señalado, pero la realidad es que hay muchos centros en España en los que no saben enfrentarse a situaciones de acoso. Dan igual los protocolos y normas si no se cumplen, pues parece que no asumimos que para casos extremos se deben adoptar medidas extremas, ya no sirven las frases hechas, no son cosas de niños, no son tonterías de críos, SON VIDAS EN PELIGRO.
No nos olvidemos de Sandra, no dejemos que esto vuelva a pasar, todos los centros educativos deberían aprender a llevar estas situaciones, no podemos dejar que se conviertan en parte del sistema educativo, debemos erradicarlas.
Elena Rodríguez




