La vida en el convento de las Carmelitas de Peñaranda, transcurre tranquila y sin sobresaltos para las comunidades religiosas de Kususura, a excepción de la necesidad de acometer unas obras de rehabilitación del edificio que después de más de tres siglos de existencia necesitan una gran intervención.
Desde aquí, las religiosas todas ya de procedencia extranjera debido a la escasez de vocaciones en nuestro país, siguen los postulados de la Santa de Ávila, cuyo cuerpo se muestra estos días en la vecina Alba de Tormes, donde murió. La huella de la Santa, como se la conoce popularmente, sigue vigente en este siglo XXI de cambios que serán trascendentales para toda la humanidad a tenor de los acontecimientos que sucedieron en este cuarto de siglo que está apunto de finalizar. Peñaranda presume de su convento Carmelita, que está íntimamente unido al próximo de Alba de Tormes y debe ser más conocido por los peñarandinos a través de sus centros educativos con visitas escolares y tratamiento en algún momento de su educación. Porque los niños y adolescentes deben conocer su entorno y las riquezas que encierran. Es labor de todos que las Carmelitas continúen entre nosotros después de más de tres siglos desde que don Gaspar de Bracamonte y Guzmán, quizás el hombre del condado de bracamonte más importante, fundara el convento y trajera hasta el interior de sus muros, obras de arte de primer nivel al ser Virrey de Nápoles. Las Carmelitas son patrimonio indisoluble de Peñaranda que debe velar por si continuidad entre nosotros.
Francisco Javier Martínez.