El pasado domingo, la Hermandad de Cofradías de Peñaranda de Bracamonte vivió un importante acontecimiento con la celebración de la toma de posesión del nuevo Consejo Rector, encabezado, por primera vez en su historia, por una mujer, Isabel Sacristán. Y, como debemos subrayar los méritos femeninos todos los días del año –más allá del Día Internacional de la Mujer y otras efemérides–, en esta jornada quiero presentarles a la compositora alemana Fanny Mendelssohn (1805-1847), que falleció, un día como hoy, 14 de mayo, pero del año 1847.
Seguramente, al escuchar el apellido Mendelssohn, venga a su cabeza la célebre “Marcha Nupcial”, compuesta por su hermano Félix Mendelssohn (1809-1847), y que suena, todavía en la actualidad, en muchas bodas. Sin embargo, Fanny Mendelssohn, fue mucho más que la “hermana de”.
Siendo una niña, Fanny Mendelssohn recibió las primeras nociones musicales de su madre y, con el paso de los años, recibió lecciones, junto a su hermano Félix, de los mejores maestros de música. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, su padre consideró que la música no era una ocupación adecuada para una joven de clase bien, por lo que se le negó unos estudios virtuosos y la posibilidad de desarrollar una carrera profesional en una disciplina en la que era una virtuosa.
A pesar de la oposición paterna, con medios limitados, Fanny Mendelssohn compuso un amplio legado, formado por más de seiscientas composiciones, y pudo regentar su propio salón, organizando conciertos e incluso protagonizando actuaciones en las que demostró su dominio del piano. Cuando tenía 24 años, se casó con el pintor Wilhelm Hensel (1794-1861), que siempre creyó en ella y admiró su talento. Gracias al apoyo de su esposo, Fanny Mendelssohn pudo publicar sus primeras obras, hasta que la muerte prematura la sorprendió.
Por fortuna, en los últimos años se está recuperando su figura y cada vez son más abundantes los conciertos y los discos que incorporan sus composiciones. Sirvan estas líneas para dar a conocer a una mujer que, como otras tantas, destacó en el pasado y como un impulso para que reconozcamos la valía de las grandes mujeres que nos rodean en nuestra vida cotidiana.
Virginia Sánchez Rodríguez
