Mari Cabañas

«Mari Cabañas se habrá puesto pronto a cocinar para ofrecer a San Pedro sus mejores manjares y le habrá preguntado: “¿Qué tal está todo?”, a lo que San Pedro le habrá contestado sin dudar: “Todo muy rico, Mari”.»
28 de junio de 2024 - 1:29 pm

Buenos días, Miguel!

En días pasados Peñaranda ha perdido a una de sus vecinas más ilustres, a una persona que llevó el nombre de nuestra ciudad allá donde fue, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, y que dio de comer a reyes, presidentes del Gobierno, artistas y deportistas de reconocido prestigio, además de a un sinfín de personas que una y otra vez viajaban desde Salamanca, Ávila o Madrid para degustar sus exquisitos platos. Su pasión era su trabajo y tal era así que perdió hasta sus apellidos, Hernández Alonso, para ser conocida por todos los peñarandinos y clientes como Mari Cabañas. Pregonera de las Ferias y Fiestas, fue profeta en su tierra. Ahora, recibirá a título póstumo la Medalla de Oro de la ciudad, sin duda un honor para cualquier peñarandino que se precie. Siempre será recordada con cariño. Recibía a todos los clientes con una sonrisa en la cara y, si eran peñarandinos, siempre se interesaba por su familia o indagaba en su parentesco si no sabía muy bien situarle. Pronto, muy pronto, inculcó a sus hijos, Gerardo y Vicente, su amor por la restauración y, a pesar de estar jubilada, y de haber cogido las riendas sus vástagos, le gustaba estar al tanto de todo lo que rodeaba al negocio. Ella fue la gran precursora de que aquel modesto restaurante, heredero de la casa de comidas de la parada de la diligencia en el siglo XIX, se convirtiera en lo que es hoy, una referencia gastronómica indispensable en la cocina de Peñaranda, Salamanca, Castilla y León y España. Hoy, sus hijos y sus nietos pueden estar orgullosos de ella, porque fue una adelantada a su tiempo, una mujer que sacó adelante a una familia y un restaurante que en la actualidad goza de muy buena salud. Seguro que al llegar al reino celestial, Mari Cabañas se habrá puesto pronto a cocinar para ofrecer a San Pedro sus mejores manjares y le habrá preguntado: “¿Qué tal está todo?”, a lo que San Pedro le habrá contestado sin dudar: “Todo muy rico, Mari”. Que la tierra le sea leve. Hasta siempre, Mari.

EN DIRECTO

PUBLICIDAD