Hay seres humanos irrepetibles. Realmente lo somos todos pero algunos dejan huella profunda.
Sonreír es una decisión.
Si quieres abrir un negocio aprende a Sonreír es una máxima de experiencia oriental.
Ella sabía Sonreír y lo hacía todos los días. Su regalo era su sonrisa.
En su reino de mesas, sillas y manteles bien puestos y rellenos de suculentos manjares. Ella aportaba la sabiduría ancestral de quien está iluminado por la Gracia de saber que Sonreír es el mejor regalo para quien honra tu casa con su presencia.
Y ella lo sabía hacer como nadie.
La echaba de menos y la seguiré echando de menos cuando pase por su casa a disfrutar de la vida alrededor de una mesa y unos amigos para comer.
Era única. Es única su sonrisa, ahora en el Cielo, porque estas personas van directamente al Cielo a ser eternas.
Mari, querida «Mari Cabañas» Gracias por enseñarnos que la vida cambia con un buen plato de comida y la sonrisa de quien te la sirve con su mejor hacer.
Descansa Maestra.