La Peñaranda vaciada

«La vida comunitaria se debilita con cada joven que parte en busca de un futuro más prometedor»
13 de junio de 2024 - 1:58 pm

En el corazón de Castilla, la comarca de Peñaranda de Bracamonte vive una realidad que comparten muchos otros núcleos de la llamada «España vaciada», 33 pueblos con más de 20.000 habitantes conforman una comarca marcada por su historia, sus paisajes y, lamentablemente, por el continuo éxodo de su juventud.

Hoy, en Peñaranda de Bracamonte, las calles están impregnadas de un silencio que contrasta con la vitalidad que se supone debería haber en un lugar con nuestra población. Las plazas de España y Constitución, con su iglesia y sus fachadas señoriales, son testigo mudo de una comunidad que envejece. Los jóvenes, como Marta y Alejandro, se han visto forzados a hacer las maletas y buscar oportunidades lejos de su hogar. El tren de Madrid o el autobús de Salamanca se llevan sus sueños y sus esperanzas, dejando atrás padres y abuelos que cada vez tienen menos manos jóvenes para ayudarlos.

En las escuelas, las aulas si aún no han sido clausuradas están medio vacías, y los maestros intentan mantener viva la chispa del aprendizaje en niños que, a menudo, ya visualizan su futuro lejos de aquí. La falta de infraestructuras de futuro, la escasa oferta de empleo cualificado son factores que empujan a los jóvenes a emigrar. En una comarca donde antaño se vivía de la agricultura y la ganadería, la modernidad no ha traído las mejoras necesarias para retener a sus habitantes.

Las autoridades locales, conscientes de esta realidad, luchan por atraer inversión y promover proyectos que puedan revitalizar la economía. Sin embargo, los esfuerzos parecen insuficientes frente a la magnitud del problema. Falta perspectiva, eso está claro. Se intenta atender a lo inmediato y no siempre se consigue. Pero….en proyectos a 10 ó 20 años … ¿quién piensa? ¿Quién piensa, por ejemplo, en desdoblar la vía del tren entre Salamanca y Ávila, pasando por Peñaranda? ¿Quién piensa en apostar a largo plazo, sin complejos, por la implantación de industrias en las zonas estratégicas del mapa de la España vaciada, como Peñaranda? La comarca de Peñaranda de Bracamonte tiene mucho que ofrecer: su historia, su cultura, sus tradiciones y un entorno, en forma de patrimonio artístico, que es un privilegio. Pero estas riquezas no se traducen hoy por hoy en oportunidades laborales ni en una vida plena para los jóvenes.

Hoy, María, una joven de 25 años que sueña con ser enfermera, se despide de sus amigos y familiares. Ha conseguido una beca para estudiar en Salamanca, y aunque el viaje no es largo, sabe que las posibilidades de regresar de manera definitiva a su pueblo natal son escasas. Sus padres, orgullosos pero apesadumbrados, la despiden con abrazos y lágrimas. Este escenario se repite una y otra vez en cada familia de la comarca.

El comercio local, con tiendas que han pasado de generación en generación, también sufre las consecuencias. La ferretería de la calle principal, el bar de la esquina y la pequeña librería, lugares de encuentro y convivencia, ven cómo sus clientes disminuyen y sus ingresos se reducen. La vida comunitaria se debilita con cada joven que parte en busca de un futuro más prometedor.

En Peñaranda de Bracamonte, la nostalgia y la esperanza coexisten. Los que se quedan luchan por mantener viva la llama, resistiendo al olvido y al abandono. Organizan ferias, eventos culturales y jornadas de puertas abiertas para atraer visitantes y recordar a los que se fueron que siempre tendrán un hogar al que volver. La comarca no se resigna, y aunque la batalla es dura, el espíritu combativo de sus gentes sigue en pie.

El reloj en la torre de la iglesia marca las horas, implacable. Cada campanada es un recordatorio del tiempo que pasa y de la necesidad urgente de encontrar soluciones que frenen esta sangría demográfica. En la lucha por la supervivencia de la comarca de Peñaranda de Bracamonte, se juega algo más que el futuro de sus habitantes: se juega la preservación de una forma de vida, de una identidad y de un patrimonio que no merece caer en el olvido.

Bueno, ala, hasta otro día.

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