Aunque ya llevamos soportando el calor durante varias semanas, el verano comenzó, oficialmente, el pasado 21 de junio. Lo cierto es que, al llegar esta estación del año, el aire caliente transporta un susurro antiguo que me hace retrotraerme a los veranos de mi infancia. Siendo niños, no éramos verdaderamente conscientes del valor de las vacaciones, esos días en los que la despreocupación convivía con la lectura, con los chapuzones en la piscina y, en mi caso, con las notas procedentes del piano.
Pero, como todo lo perfecto, los veranos infantiles se fueron deshaciendo en el tiempo a medida que fuimos creciendo, casi sin darnos cuenta. Aun así, cuando junio asoma y el sol se alarga, algo despierta. Hay cierta nostalgia, porque ya no somos aquellos niños, pero el verano sigue teniendo algo de magia. Y, ¡quién sabe si, quizá, los próximos meses nos traigan experiencias y vivencias nuevas y luminosas!
Desde las ondas de Cope Peñaranda, les deseo un feliz verano y unas reconfortantes vacaciones. Ojalá disfrutemos del tiempo estival como lo hacíamos décadas atrás, cuando éramos niños, y lleguemos a septiembre, ante un nuevo curso académico, con energías renovadas.
Virginia Sánchez Rodríguez
