Arancha JiménezSin darnos cuenta, abril ya está aquí. Cuatro meses han volado y, de repente, nos damos cuenta de lo fugaz que es el tiempo. Parece que fue ayer cuando brindábamos por un nuevo año y hoy ya hemos avanzado un tercio del camino.
Dicen que la vida pasa en un suspiro, que el tiempo no espera por nadie y que, cuando menos lo pensamos, los años han volado. Y quizás sea cierto. Por eso, qué sentido tiene quedarnos con las ganas, con los «y si lo hubiera intentado», con el miedo a fallar frenándonos en seco.
Esperar el momento perfecto no siempre es la mejor opción. A veces, simplemente hay que atreverse. A veces saldrá bien, otras no tanto, pero incluso en los errores hay historias que contar, aprendizajes que nos suman y momentos que, con el tiempo, se convierten en recuerdos que nos hacen sonreír.
Porque cuando echamos la vista atrás, lo que de verdad queda no es lo que hicimos perfecto, sino aquello que nos atrevimos a probar. Lo que nos sacó de nuestro sitio de confort, lo que nos hizo sentir vivos.
Así que da el paso, equivócate si es necesario, ríete del error y sigue adelante. Porque lo peor que puede pasar es que no salga como esperabas… pero lo mejor, es que todo encaje incluso mejor de lo que imaginabas.
No dejes que el miedo decida por ti. Porque al final, lo que más pesa no son los errores… sino todo aquello que nunca te atreviste a intentar.
Y tú, ¿vas a seguir esperando el momento perfecto o vas a empezar a vivirlo?
Arancha Jiménez
