Todos los «tatos» conocen el canto popular ‘Eres Peñaranda bonita ciudad’. En esta canción se expresa la riqueza y también las oportunidades de esta tierra para sus habitantes y el desarrollo social. Lo primero que llama la atención es que no se piden subvenciones, ayudas o loterías. Se desea trabajo para vivir dignamente. La prosperidad que necesita la ciudad está en las industrias que generan riqueza para todos. Acentúa la canción la necesidad del respeto y de las obligaciones de cada uno para una convivencia pacífica.
Esta cultura va más allá de las necesidades de esfuerzo y el trabajo resaltando unos valores que tienen que ver con el comportamiento y la educación, en relación a los vecinos y a la autoridad.
Destaca al mismo tiempo la importancia de formar parte del entorno y de sentirse identificados con la realidad y con la localidad. La canción no olvida la cuestión religiosa y especialmente el interés por la Semana Santa. Esta espiritualidad anclada en la tradición es un componente esencial de una vida comunitaria, basada en la identidad y en la raíces que nos han ayudado a ser lo que somos.
La comparsa peñarandina que la interpreta, no es solo un conjunto musical. Principalmente son un grupo de compañeros y amigos unidos por el amor a la música y a la ciudad de Peñaranda. La música anima la fiesta, despierta la alegría y rebaja las tensiones.
Hoy vivimos en una sociedad globalizada que genera muchas oportunidades. Pero esta universalización no debe quitar de vista lo local. El Papa Francisco en su encíclica ‘Fratelli Tutti’ nos recuerda que no es posible la apertura entre los pueblos, si no es desde el amor a la tierra, al pueblo y a los propios rasgos culturales. Solo es viable acoger al diferente y percibir su aporte original cuando se ama la propia tierra con su cultura. Pero al mismo tiempo no podemos olvidar que somos ciudadanos del mundo y que encerrados en la ermita local estamos condenados a lo de siempre, sin posibilidad de enriquecernos con la cultura y belleza de los demás pueblos de la Tierra.
Buenos días, Lauren Sevillano