El tiempo perdido

«Más allá de su origen astronómico, los años bisiestos nos invitan a reflexionar sobre el tiempo perdido»
28 de febrero de 2024 - 1:55 pm

Hoy es 28 de febrero. Pero, al contrario que la mayoría de las ocasiones, éste no será el último día del mes. Estamos de lleno en un año bisiesto, una pincelada de genialidad en la obra maestra del tiempo. Pero, ¿de dónde provienen estas criaturas temporales tan singulares?

La respuesta se encuentra en la danza entre la Tierra y el Sol. Mientras nuestro planeta se deleita en su viaje alrededor de nuestra estrella, su movimiento no es perfectamente sincronizado. Surge, así, la necesidad de una corrección, como un relojero meticuloso ajustando su obra para mantener la precisión. Así nacen los años bisiestos, esos años rebeldes que se cuelan en nuestro calendario cada cuatro vueltas al Sol. 

Pero, más allá de su origen astronómico, los años bisiestos nos invitan a reflexionar sobre el tiempo perdido. Son un recordatorio de que, a veces, necesitamos ajustar nuestras propias agendas, corregir nuestros propios desvíos temporales. ¿Qué mejor momento que un año bisiesto para recuperar el tiempo perdido? Es un instante mágico en el que podemos reconciliarnos con el pasado, perdonar errores y avanzar con renovada determinación hacia el futuro. Así que, en este momento peculiar en el que el calendario nos regala un día extra como el de mañana, tomemos ese tiempo adicional como una oportunidad para reconectar con nuestras pasiones, para fortalecer lazos con quienes amamos y para perseguir nuestros sueños con aún más fervor.

Virginia Sánchez Rodríguez

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