«Hemos aprendido a mirar más abajo. A escuchar otras voces. A preguntarnos: ¿qué pasó con los que no se les permitió alzar la voz?»

Antonio García Nieto reflexiona en la firma invitada del día sobre la historia de palacio
20 de mayo de 2025 - 1:55 pm

Durante siglos, nos han enseñado que los grandes sucesos tenían nombre propio: emperadores, reyes, comandantes, presidentes. Que el cambio lo hacían los líderes. Que las revoluciones eran obra de héroes solitarios. Pero con el tiempo, parece que hemos aprendido a mirar más abajo. A escuchar otras voces. A preguntarnos: ¿qué pasó con los que no se les permitió alzar la voz? ¿Qué historia vivieron los que nunca tuvieron micrófono?

Innumerables casos. Miles de pensadoras, artistas y científicas olvidadas. Historias de mujeres como las Madres de Plaza de Mayo, que en plena dictadura militar argentina comenzaron a marchar en silencio, con un pañuelo blanco en la cabeza y una foto colgada al cuello: la de su hijo o hija desaparecido. Fueron reprimidas y no figuraban en los discursos oficiales. Sin reconocimiento, resistieron. Durante años, casos como la marcha sobre Versalles, durante la Revolución Francesa, liderada por mujeres que consiguieron imponer sus demandas al rey, exigiendo pan para el pueblo y reformas políticas. No ocuparon cargos ni escribieron tratados. Pero cambiaron el curso de la historia.

Como ellas, hay muchas otras voces que ahora estamos empezando a escuchar. ¿Cómo vivieron los pueblos africanos la explotación sistemática de su población y territorio? ¿Qué responsabilidad tiene Europa en las sangrientas guerras aún viven? ¿Cuántas veces se ha contado la historia de América desde el punto de vista europeo? ¿Acaso no tenían nada que contar sus pueblos? Su historia no encajaba en los libros, no hablaban el lenguaje del poder, pero resisten en los cantos populares, en el folclore y en la tierra.

Hoy se reescriben los relatos, se abren los archivos, se estudian las tradiciones y se dan nuevos nombres a plazas o calles. Se entiende, por fin, que la historia no es solo lo que pasó… sino quién la cuenta, desde dónde y por qué. No solo ocurre en los palacios. Quizá así, y sólo así, podamos entender quiénes somos, de dónde venimos y sanar heridas que no se cierran ocultando y dejando pasar.

Porque al final, todos somos parte de la historia. Incluso cuando nadie nos nombra.

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