Nos encontramos en una sociedad que ha llegado muy lejos en muy poco tiempo. Las tecnologías han avanzado tanto que parece que tengamos todo con tan solo un clic. Modelos y modelos de todo tipo de invenciones, desde aspiradoras hasta móviles, tecnología que avanza constantemente, creando en las personas necesidades vitales que son inexistentes. Un entorno lleno de avances a cada paso que damos nos ciega, y no nos hace darnos cuenta de que hay algo que no solo no ha evolucionado, sino que ha quedado casi en la prehistoria. Nos hemos vuelto expertos en crear, pero torpes para convivir.
Ingenieros del algoritmo, pero analfabetos emocionales.
Nuestra sociedad avanza entre redes 5G, buscando las formas de acelerar todo dentro de un cibermundo que nos ha hecho sus esclavos. Pues el que está fuera de él se encuentra al margen del mundo en general, y el que está dentro no puede alejarse sin sentir la necesidad absoluta de volver. Nos hemos acabado convenciendo de que tener más es ser más, y parece que el que no sigue el ritmo se queda fuera. Y, aunque parezca que el problema es la ciencia y la tecnología, no nos damos cuenta de que el verdadero problema somos nosotros mismos, que hemos confundido la evolución con la acumulación. La humanidad ha luchado durante años por mejorar su calidad de vida, crear un entorno en el que todo sea lo más cómodo posible, inventando todo lo inimaginable. Y… entre tanto cibermundo, nos hemos olvidado del mundo real, de la comunicación cara a cara, de los sentimientos, de la humanidad. Nos hemos olvidado hasta de pensar por nosotros mismos, pues nuestra personalidad se basa en todo lo que vemos en las redes.
Es momento de pausar, aunque sea un instante, y preguntarnos hacia dónde estamos yendo. Porque tal vez la verdadera revolución no consista en inventar más, sino en reconectar con lo que hemos dejado atrás: la empatía, el diálogo, la introspección. No se trata de negar la tecnología, sino de aprender a vivir con ella sin perder nuestra esencia.
Y así llego hoy a la última firma de esta temporada, deseando que tengan un feliz verano. Volvemos en unos meses. Muchas gracias a todos por escucharme.
Elena Rodríguez.