Virginia SánchezEstos días otoñales, que amanecen nublados –como el de hoy– y en los que anochece tan temprano, pueden ser siempre más llevaderos con el acompañamiento de un interesante libro o una buena música. En esta ocasión, si me lo permiten, voy a hacerles una propuesta musical recordando que un día como hoy, 19 de noviembre, pero del año 1828, en Viena, falleció el compositor austríaco Franz Schubert (1797-1828).
Quizá muchos de ustedes asocien su nombre a la que, sin duda, es su composición más conocida: su exquisito Ave María. Sin embargo, Franz Schubert fue mucho más, pues se encumbró como una destacada figura musical, relevante por ser uno de los primeros grandes músicos adscritos al movimiento estético del Romanticismo y por su extenso legado, desarrollado a pesar de su corta vida, pues tan solo vivió 31 años.
Schubert se dedicó intensamente a la composición de géneros diversos, entre los que destacan pequeñas piezas para piano según el gusto de la época, 600 Lieder para voz y acompañamiento pianístico y 9 sinfonías finalizadas, así como una décima sinfonía inconclusa. Aunque tuvo poco éxito comercial, fue muy conocido y reconocido en los salones, esas íntimas reuniones sociales y culturales. Precisamente, su círculo más cercano de amigos y admiradores vieneses organizaban frecuentemente veladas musicales para la interpretación de su música conocidas como “Schubertiadas”, en honor al carácter íntimo de sus piezas y de esas reuniones, contexto principal en el que circularon sus obras.
Hoy, les propongo que disfruten del lirismo, de la riqueza armónica y de la profundidad emocional que emanan los bellísimos Impromptus para piano de Schubert. ¡Que tengan un buen día!
