Virginia SánchezLa semana pasada, las redes sociales se revolucionaron ante el estreno de la nueva canción de Rosalía. Y no solo el espacio virtual, pues les aseguro que la situación en las universidades era muy similar, con jóvenes excitados ante la posibilidad de escuchar, por fin, su nuevo tema musical. Si me lo permiten, voy a compartir con ustedes la experiencia con mis estudiantes.
El momento exacto del lanzamiento de “Berghain” me encontraba en medio de un descanso de la asignatura “Historia de la Música”. Estábamos hablando de la música barroca y tenía la sensación de que las audiciones de Haendel, Vivaldi y Monteverdi no estaban interesando del todo a mis alumnos. Sin embargo, ninguna de las personas matriculadas en la asignatura pestañeó durante el visionado del nuevo tema de Rosalía, de 3 minutos y 27 segundos de duración. No cabe duda del exquisito resultado estético y la riqueza semántica, tanto de la canción como del videoclip. Pero lo más curioso es que algunas de las referencias musicales de la canción remitían, precisamente, a la estética musical que acabábamos de comentar como parte del temario y que no parecía atraer demasiado a los estudiantes.
Esto demuestra no solo la necesidad de nuevos referentes para los jóvenes –como Rosalía–, sino también la importancia de utilizar nuevos lenguajes en pleno siglo XXI y de trasladar antiguos lenguajes, o contenidos, con formas nuevas. Porque, cuando un mensaje es bueno, solamente hay que encontrar la forma más idónea de transmitirlo.
Virginia Sánchez Rodríguez
