Antonio GarcíaEn unas elecciones marcadas por el avance de la ultraderecha como primera fuerza en grandes potencias europeas se han visto reflejadas grandes cuestiones que a estas alturas no sorprenden a casi nadie.
Creo que no se le escapa a ningún ciudadano o ciudadana que haya estado atento a la campaña que se sigue mezclando y poniendo por encima la política nacional a la europea y que se tratan temas que nada tienen que ver con ella, precisamente en tiempos de guerras y crisis política, económica y medioambiental en el ‘viejo continente’.
Es un hecho que estos resultados anuncian un nuevo panorama donde cogen fuerza aquellos que ponen en duda la Unión Europea, que puede debilitarse enormemente si está tendencia se mantiene en el tiempo.
Sobre todo, los resultados anuncian un escenario peligroso, en el que cada vez tienen más apoyo nuevos partidos como ‘Se acabó la fiesta’, que nacen de redes sociales como Telegram y organizan su campaña por Tiktok.
Simplemente conocen que la demagogia barata cala hondo en una España que parece no tener capacidad de crítica o comprensión lectora alguna. Se encargan de dar discursos basados en la búsqueda de titulares oportunistas, y llenos de bulos y mentiras.
Obviamente saben que su populismo y retórica triunfa a través de las redes sociales ya que el mundo digital por el que campan a sus anchas es causa y consecuencia de una sociedad incapaz de pararse a pensar y reflexionar sobre lo que ve, movida por el odio, la polarización y un mundo frenético que nos impide observar una realidad llena de incongruencias y barbaridades.
