ASAJA Salamanca ha celebrado esta semana su Sectorial Provincial de Patata, en la que productores de toda la provincia y dirigentes de la organización analizaron la crítica situación del cultivo en esta campaña 2025.
El balance es claro: los precios en origen se han desplomado, los costes siguen disparados y el sector atraviesa una crisis estructural que amenaza la continuidad de muchos agricultores.
Durante la reunión se constató que los agricultores están vendiendo la patata en muchos casos a menos de 15 céntimos el kilo, incluso se han llegado a pagar a menos de 10, mientras los costes de producción superan los 8.000 o 10.000 euros por hectárea.
Ni siquiera los contratos industriales, situados en torno a 25 céntimos, permiten cubrir gastos, ya que se aplican descuentos del 15 al 20 %. “El productor de patata está trabajando en pérdida. Si esta situación se mantiene, muchas explotaciones de regadío pueden desaparecer”, advirtió el presidente provincial de ASAJA Salamanca, Juan Luis Delgado.
LA BRECHA DE PRECIOS FRENA EL CONSUMO
Otra de las preocupaciones expresadas por los productores es la enorme diferencia entre lo que se paga al agricultor y lo que paga el consumidor final. Mientras en el campo se están abonando menos de 15 céntimos por kilo, en los lineales de los supermercados la patata se vende a 1 euro e incluso llega a los 2 euros.
“Existe una diferencia de precios entre el comercio y el agricultor que no somos capaces de entender y que tiene que disminuir para que pueda aumentar el consumo de patata”, señalaron los representantes del sector.
El gerente de ASAJA Salamanca, Marcelino Olea, ha explicado en COPE Peñaranda que esta brecha desincentiva tanto la producción como el consumo, y evidencia el mal funcionamiento de la cadena alimentaria, donde el productor asume el riesgo y el consumidor paga de más, mientras los márgenes intermedios se mantienen o incluso aumentan de forma desproporcionada.
La organización agraria ha advertido que el problema va más allá de una mala campaña: los regadíos del oeste de Castilla y León se están quedando sin cultivos rentables. «Europa, por motivos “más políticos que agrarios”, ha desmantelado el cultivo de la remolacha azucarera, que durante décadas fue ejemplo de rentabilidad y estabilidad» asegura.
Ahora, con la remolacha desaparecida, los regantes se ven abocados a rotar entre maíz, trigo, cultivos que solo son viables en condiciones de producción excepcional y patata.
“Los políticos repiten que hay que apoyar los regadíos porque fijan población, pero no se dan cuenta de que nos están dejando sin alternativas. Con maíz o trigo apenas se cambia dinero, y la patata, con los precios actuales, puede arruinar a muchos agricultores”, denunció el presidente de ASAJA.
Ante esta situación, ASAJA Salamanca plantea un paquete de medidas urgentes:
- Reunión con la Junta de Castilla y León para tratar la situación del cultivo de patata.
- Controles efectivos para el cumplimiento de la Ley de La Cadena Alimentaria
- Revisión de los contratos tipo, vinculándolos a los costes reales de producción.
- Controles efectivos de importaciones desde países fuera de la Unión Europea, que no producen en las mismas condiciones.
- Implantación del doble etiquetado (precio en origen y precio en punto de venta) para visibilizar los márgenes.
- Ayudas públicas a infraestructuras de almacenamiento y transformación en origen.
- Campañas de promoción del consumo de patata de Castilla y León.
Gracias por haber leído este artículo. Si deseas mantenerte actualizado, suscríbete a nuestro boletín pulsando aquí.