Hoy toca hablar de aniversarios. Ayer, 24 de marzo, se cumplieron, entre otras muchas cuestiones, 52 años del lanzamiento, por parte de Pink Floyd, de una obra maestra y uno de sus discos más conocidos, ‘The dark side of the moon’. También se cumplen 19 años de la declaración de alto al fuego permanente por parte de la banda terrorista ETA tras décadas repletas de horror y sufrimiento. Otro acontecimiento que cumplió 201 años fue la entrada de Fernando VII a España como rey legítimo tras la Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas entre 1808 y 1814.
Para ponernos en contexto, los reyes borbones Carlos IV y su hijo Fernando VII, gracias a una jugada de Napoleón en Bayona, abdicaron y cedieron el trono español a Napoleón, que a su vez hizo lo propio a su hermano José Bonaparte, Jose I de España o también conocido popularmente como Pepe Botella. Es cuestión de debate si esa jugada fue una obra maestra de Napoleón o muestra una incapacidad e ineptitud flagrante de Carlos y Fernando. El caso es que tras la guerra de la Independencia y la marcha de los franceses a su patria, Fernando volvía a España como legítimo rey.
Esto sucedió porque durante la Guerra de Independencia, para aquellos españoles que no reconocían a José como rey, existía un vacío de poder que había que llenar, por lo que se formaron Juntas, que actuaban como gobiernos locales al margen del nuevo monarca y que se reunían en la Junta Central, que tenía lugar en Cádiz, al no estarocupada por Francia. En la ciudad gaditana se redactó en 1812 el primer texto constitucional de la historia de nuestro país, verdaderamente avanzado para la época, aprobando cuestiones como reconocer grandes derechos y libertades y que sirvió de modelo anti absolutista para distintas revoluciones liberales europeas dadas en la primera mitad del siglo XIX.
La cuestión es que, como todas las constituciones, tienen sus cosillas, y en Cádiz se actuaba en nombre de Fernando VII, rey legítimo en la nueva Constitución. Creían que este rey era el adecuado y podía cumplir, mediante una monarquía parlamentaria, sus objetivos y deseos. Esa nueva corte y junta estaba compuesta por una amalgama de liberales, absolutistas, realistas, curas, etc. Por ello, los sectores más conservadores se impusieron en querer a Fernando de vuelta y el resto tuvo que ceder en ese ámbito.
El caso es que Fernando, básicamente, volvió tras la guerra y cuando parecía que iba a jurar la Constitución protagonizo un giro dramático de los acontecimientos y se dirigió a Valencia, ya que había firmado un acuerdo con absolutistas para derogar el texto escrito en 1812 y restaurar el absolutismo en nuestro país. Un golpe de estado, básicamente. Tras ello, salvo un breve paréntesis liberal y de restauración de ‘La Pepa’ entre 1820 y 1823, su reinado será una de las épocas más oscuras de la historia española. Incluye, entre otras cuestiones, actuaciones desastrosas en el imperio colonial en América, el gran conflicto hereditario provocado tras su muerte, la brutal represión y ejecuciones a todos aquellos liberales que defendían su nombre desde Cádiz, la contribución a que el siglo XIX en España sea de atraso en todos los ámbitos, y la inepta o inexistente actuación en problemas estructurales españoles que han persistido durante mucho tiempo, como la organización y reparto de la tierra.