Hace unos años nuestras vidas fueron paralizadas por una pandemia, y mientras todos permanecíamos en nuestras casas viendo como las cifras de infectados y fallecidos aumentabas cada día más, eran muchas las personas que decían “esto que estamos viviendo nos hará cambiar y aprender”. Hace tan solo una semana nuestro propio planeta nuevamente nos ha dado otro aviso arrasando con Valencia y varias zonas de nuestro país. Nuevamente lar redes y los medios de comunicación se inundan de noticias, de imágenes desgarradoras, de apoyos, de solidaridad… Pero también opiniones, de datos falsos, de odio y de miles de discordias, que en la mayoría de ocasiones simplemente tienen lugar por la desinformación, porque realmente, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Es en estos momentos es en los que debemos pararnos a pensar y reflexionar, porque verdaderamente no, no hemos aprendido NADA. Y es que, aunque la solidaridad de la gente vuelva a salir a relucir, no nos damos cuenta que nuestra destrucción somos nosotros mismos, pues no es momento para el odio y los enfrentamientos, es momento de avanzar, de buscar soluciones, de ayudar y tender la mano a todos aquellos que lo necesitan.
Dejando a un lado lo malo, pues es importante también destacar los aspectos positivos para poder avanzar, es muy reconfortante ver que en un mundo donde reinan los intereses, las luchas de poder y las batallas continuas, todavía queda gente que voluntariamente y sin ningún interés mayor, que el de la satisfacción que puede dar ayudar a quienes lo necesitan. Han puesto rumbo a los lugares catastrados para ayudar y apoyar a todas aquellas personas que ahora mismo son incapaces de ver la luz.
Debemos aprender a ponernos en la piel de los demás, pensar en todos aquellos que tenían todo y que ahora ya no tienen nada. Ayudar, escuchar, aprender, reflexionar, dejar atrás los prejuicios y las luchas de razón, dejar de pensar en nuestros intereses propios y buscar alcanzar objetivos colectivos. Busquemos hacer realidad esa frase que tanto dijimos y aprendamos de una vez, démosle valor a cada momento de nuestra vida, a todo aquello que tenemos y protejámoslo. Solo nosotros podemos cambiarlo todo, unamos nuestras manos y limpiemos el barro que cubre el mundo.
Elena Rodríguez Martín.