«La labor de las cofradías en Cuaresma es un recordatorio de la importancia del compromiso y la dedicación»

Fernando Hernández Castilla reflexiona en la firma invitada del día sobre el alma de la Semana Santa
11 de marzo de 2025 - 6:52 pm

Cada año, cuando la Cuaresma comienza, las cofradías de toda España se sumergen en una actividad frenética pero discreta. Son cuarenta días de preparación intensa, de ensayos bajo la noche fría, de reuniones interminables y de una entrega que va mucho más allá de lo que se ve en las calles durante la Semana Santa. Sin este esfuerzo silencioso y constante, la grandeza de nuestra tradición no sería posible.

Las cofradías son el alma viva de la Semana Santa. En ellas conviven la devoción, el arte y el compromiso con una herencia que se transmite de generación en generación. Mientras muchos ven solo la majestuosidad de los cortejos procesionales, pocos son conscientes del sacrificio que implica cada salida. Detrás de cada imagen hay meses de trabajo: desde la restauración de los enseres patrimoniales hasta la planificación meticulosa de recorridos y horarios.

Los costaleros, por ejemplo, comienzan sus ensayos en pleno invierno. Cargan el peso simbólico y real de la Pasión, mientras ajustan su coordinación y resistencia. Los músicos ensayan marchas una y otra vez, buscando la perfección en cada nota. Los bordadores y artesanos trabajan en la conservación y mejora de los mantos, estandartes y túnicas. Los responsables de la logística gestionan permisos, horarios y recorridos con una precisión digna de grandes eventos. Todo esto, en su mayoría, desde el anonimato y la entrega desinteresada.

Sin embargo, en un mundo cada vez más acelerado, donde la inmediatez prima sobre el esfuerzo pausado y reflexivo, la labor de las cofradías en Cuaresma es un recordatorio de la importancia del compromiso y la dedicación. Mantener viva esta tradición no es solo una cuestión religiosa, sino también cultural e histórica.

Es fácil criticar desde la distancia, minimizar el esfuerzo de quienes hacen posible la Semana Santa o reducirlo a una simple manifestación estética. Pero quienes se involucran en las cofradías saben que cada ensayo, cada junta y cada pequeño detalle forman parte de una entrega que va más allá de lo personal. Es la voluntad de seguir manteniendo viva una devoción que une a comunidades enteras y que, año tras año, transforma las calles en escenarios de fe y emoción.

Por eso, en estos días de Cuaresma, es justo reconocer la labor incansable de quienes hacen posible la Semana Santa. Sin su esfuerzo callado, sin sus desvelos y su pasión, no podríamos emocionarnos ante un paso que avanza con solemnidad. Que nunca se olvide que, detrás de la Semana Santa, hay un trabajo que empieza mucho antes de que las imágenes tomen las calles y que merece el respeto y el reconocimiento de todos.

EN DIRECTO

PUBLICIDAD

Regístrate en nuestra newsletter

Confirma tu suscripción y recibe las noticias más importantes de la semana