Antonio GarcíaVísperas de copa en la ciudad. Días de gala en la capital, que poco a poco vuelve a respirar fútbol y foco mediático tras muchos años. El Salamanca UDS se mide hoy al Celta de Vigo y el Unionistas mañana al Rayo Vallecano. Dos modelos de vivir el fútbol y de gestionarlo en una misma ciudad.
El conjunto del Helmántico cuenta con un modelo al ‘uso’ para el fútbol actual, el de un propietario que aporta la masa económica y gestores que organizan el día a día, de manera bastante mejorable como han mostrado las numerosas lagunas que se han dejado ver en los últimos años en el equipo que milita en Segunda RFEF, la cuarta categoría del fútbol español.
Los segundos compiten una categoría por encima y se autodenominan representantes del fútbol popular, que vive de sus aficionados, voluntarios, patrocinadores y de una gestión muy eficaz, con muchos éxitos y pocos fallos que le permiten sobrevivir.
Apena ver que aficiones que un día compartieron grada se encuentren hoy tan divididas que sea inimaginable una posible unión futura.
La cuestión polémica fue el camino a seguir tras la desaparición de la Unión. Unionistas considera que murió y por tanto deben homenajearla, rechazando cualquier intento de revivir lo que fue. El Salamanca por otro lado, digamos que considera que no se extinguió del todo y compró himno, escudo y estadio, y defiende que el sentimiento de los que suben a la grada a ver a su equipo es el mismo que el que sentían antes al ir a ver a la Unión, sea refundado como muchos clubes en España, o no.
En una ciudad pequeña como Salamanca está claro que se respiraría más deporte rey si solo hubiera un equipo, y seguramente también repercutiría en éxito deportivo, pero ahora mismo resulta utópica esa posibilidad. No es muy del fútbol español apoyar al equipo de cada ciudad ya que por desgracia tanto dinero como foco mediático o afición lo monopolizan Madrid y Barcelona. Aún así, nunca es tarde y se pueden aprovechar estas ocasiones para enganchar a futboleros charros a alguno de ellos dos, no solo mañana, sino todo el año.
