Buenos días, Miguel.
Ya sabes eso que se dice de que no es más rico quien tiene más, si no quien menos necesita. Es una buena reflexión para alejarnos del consumismo y del materialismo compulsivo. Sin embargo, hay algo que el ser humano sí debería ambicionar con deseo máximo: el conocimiento.
Por analogía a la frase con la que empezaba, podríamos decir que está más preparado para la vida y para la felicidad, quien más conoce, no quien vive en la ignorancia.
Y, para poder aprender, es necesario callar y escuchar. El silencio y la escucha activa son dos actitudes poco valoradas en nuestra vida moderna. Los híperestímulos, los gritos que pretenden acallar el pensamiento propio y los mensajes populistas llenan nuestra cabeza de contenidos poco edificantes, pero complacientes.
Estamos en Cuaresma, tiempo de introspección y de desierto. Aprovechemos esta invitación de la Iglesia para alejarnos del ruido, para pensar, para aprender, para hacer silencio y contemplar algo nuevo, de modo que salgamos de este tiempo litúrgico llenos de algo que merezca la pena.
Si uno mismo no se preocupa de ocupar su cabeza y corazón de actividades, pensamientos y aprendizajes útiles y positivos, abrirá la posibilidad a que sean otros los que los ocupen, con el peligro que eso conlleva.
Manu Albarrán