El Carnaval llegó a su fin el miércoles y con él, despedimos días de alegría, color y celebración. El Entierro de la Sardina marcó el cierre con un ritual que, entre risas y parodias, simboliza el adiós a la carne y la bienvenida a la Cuaresma, ese tiempo de reflexión que nos prepara para la Semana Santa.
Pero el Carnaval es más que disfraces y fiesta. A lo largo de la historia, ha sido un período de alegría antes de la austeridad. Con el tiempo, esta tradición se integró en el calendario cristiano como el último instante de disfrute antes del ayuno y la preparación espiritual.
Y aunque parezca que aún queda, la Semana Santa ya está a la vuelta de la esquina. Poco a poco, las calles cambiarán su bullicio festivo por el sonido solemne de los tambores, el aroma a incienso y las procesiones.
Es tiempo de transición, de dar la bienvenida a la espera. Porque, al final, todo en la vida es un ciclo… y cada final es solo el comienzo de algo nuevo.
Arancha Jiménez