«La hostelería que languidece»

Pasadas ya las navidades, retomamos la rutina y cada mochuelo ya está en su olivo, en mi caso en Albacete, con nuevos própositos para el año que acaba de comenzar. En Peñaranda hay varios, pero uno que debe llamar la atención del Ayuntamiento y de los vecinos. Poco a poco el comercio local languidece, pero esta situación se contagió este año pasado al sector de la hostelería. Si desde hace años la zona de pubes peñarandina ya no es ni la sombra de lo que fue, ahora los bares clásicos y los restaurantes también se contagiaron y durante las navidades el deterioro del sector se hizo más que evidente. La otrora bulliciosa calle Ricardo Soriano suma locales de hostelería cerrados y en otras zonas de la ciudad ocurre lo mismo. Un bastión de la hostelería de las últimas décadas, como lo fue El Oso y el Madroño, nos dejó en dos mil veinticuatro y en Peñaranda comienza a escasear la oferta para atender a vecinos y visitantes. Habrá que buscar las causas e intentar frenar una sangría que vacía las calles de la localidad. Otro fenómeno que me causó tristeza en estas fiestas pasadas fue que en Nochebuena y Nochevieja, antes de las cenas familiares, muchos bares y cafeterías permanecieran cerrados y que los tradicionales cortos brillaran por su ausencia. Antaño las pandillas de amigos o las familias hacían la ruta por los bares con el colofón de la tradicional Comparsa Peñarandina y su himno oficioso de la ciudad “Eres Peñaranda”. Me alegró volver a ver a los miembros de esta querida agrupación perfectamente uniformados… Esperemos que en este año la situación de un sector tan importante para Peñaranda como es la hostelería remonte y la próxima Navidad haya más puertas abiertas…