Esta semana hemos vuelto a la rutina, dejando atrás las Navidades y con los propósitos de año nuevo aún a flor de piel. Esa sensación de que podemos con todo porque como se suele decir, «año nuevo, vida nueva». Pero me he puesto a pensar: ¿cuánto de verdad tiene esta frase? Siempre asociamos el cambio de calendario con un nuevo comienzo, pero, ¿qué cambia realmente de un día a otro?
La verdad es que las cosas no cambian de la noche a la mañana. Todo lleva su tiempo y su proceso. A veces, no se trata de cambiarlo todo, sino de continuar avanzando con lo que ya tenemos, pero desde una nueva perspectiva. No es necesario transformar nuestra vida en un instante; quizás sea más útil reflexionar sobre lo que queremos y empezar a construirlo paso a paso.
Eso no significa que los propósitos de enero no sean positivos o valiosos, porque sí lo son. Tener metas y motivación es fundamental, pero la clave está en tener fuerza de voluntad y compromiso para llevarlas a cabo.
El cambio verdadero no depende de una fecha en el calendario, sino de cuándo estás listo para hacerlo. Puede ser el 1 de enero, el 30 de marzo o el 15 de octubre. Lo importante es que sientas ese deseo de cambiar y tomes acción cuando estés preparado.
Así que, si sientes que es momento de un cambio, hazlo por ti, no por una fecha. El cambio es ahora, cuando lo decides y lo necesitas. Persigue lo que quieres y atrévete a dar el paso, porque los cambios, siempre suelen traer cosas buenas.
Arancha Jiménez