Si nada respondiera al azar y todo obedeciera a un plan maestro director sin libre albedrío y todo fuera un sucesión de causalidades.
Si el libre albedrío no existiera y fuéramos todos nada más que programas informáticos de un juego.
Si nada pudiéramos hacer o decir que previamente no se nos haya inculcado.
Si así fuera. ¿Porqué ahora pensamos que la Inteligencia Artificial puede por si misma y sin nuestro control adquirir conciencia y autonomía?
No somos menos que ella. Somos humanos y esta condición está dotada de una singularidad aún por descubrir científicamente, como tantas cosas u circunstancias que la Ciencia ha tardado milenios en certificar.
Esa singularidad es la conciencia, y sus consecuencias la culpa y el remordimiento.
Hoy por hoy la comunidad científica pone el ojo en la conciencia humana y en su alma, para poder diferenciarse de las máquinas que son ya más inteligentes, incluso, emocionalmente.
Cuida tu conciencia y tu alma, será lo que te salve de ser menos que un máquina.