Comienza un nuevo curso y llega el momento de despedirse de los paseos nocturnos, de las fiestas en los pueblos, de los días largos, de los atardeceres… incluso algunos también tienen que despedirse del pueblo. Cada septiembre dejamos atrás todo un verano lleno de momentos que nos llevan a recuerdos del pasado, dejamos atrás nuestro hogar, para comenzar una nueva aventura en la que seguramente llegarán muchas cosas nuevas como personas, aprendizajes o lugares. Y es que todo final lleva a un nuevo comienzo, comienzo al que también le llegará su final, pero qué sería del verano si no pasáramos todo el curso planeándolo y añorándolo. Todo en la vida empieza y acaba, así es de sencilla, una sencillez que hace que todo esté lleno de momentos únicos.
Si el verano fuera eterno jamás sería verano, no hay agosto sin un septiembre que nos recuerde todo aquello que hicimos y que tardará en llegar otros 10 meses. Porque lo bonito es añorar desde la distancia aquello que sabemos que está habitando dentro de nuestros corazones.